Hoy podría haber sido un buen día. Sólo tuviste la mala
idea de sacar a pasear al perro.
Hasta el mediodía todo iba bien. O, al menos, así lo
parecía. Durante la mañana lograste manejar con destreza el asunto con los
taiwaneses, hasta concluir en un acuerdo razonable que puede convertirse en un
negocio incluso lucrativo. Camino a casa, el gélido viento que anuncia el
invierno, te permitió deducir que la velada amenaza de una lluvia se disipaba por las próximas horas. Tal vez hasta
sonreíste detrás de los anteojos oscuros y la bufanda. Probablemente no, y sólo
fue un rictus que curvó tu boca.
Los mentirosos cantantes de baladas han
inventado la eternidad. Pero, la eternidad no existe mi amor. Con suerte, un
día caminando por la calle larga, bajo los árboles desnudos del otoño,
encuentras una traza luminosa de algo parecido a un momento perdido en el
tiempo y crees -nunca pierdas la esperanza- que el camino tiene un sentido.
La tarde en tu casa fue larga. Te dedicaste a buscar en
Internet información sobre esa mujer. Averiguaste un par de
cosas. Descubriste que tiene un blog y
pensaste en inventar un avatar para acceder a ella. Luego desechaste la
idea, por lo menos por ahora. La otra es que, con cierta preocupación,
comprendiste que la amas.
Trataste de llamarla por teléfono y fue un intento vano.
Primero no te contestó y después su celular estaba apagado y aparecía el buzón
de voz. Mala cosa, en especial si es viernes por la tarde.
En ese momento te salvó la llamada de esa otra mujer que
quiere ser tu nueva amiga. Te sientes mejor que otros viernes en la tarde, así
es que te pones tu abrigo de lana inglesa y sales en busca del bus que te lleva
al centro de la ciudad. Como el maldito número siete que necesitas se demora y
se demora, te atrasas. Caminas rápido por la calle llena de ejecutivos que
salen de sus trabajos en los brillantes edificios, como si de veras te
interesara. Y, llegas. Tarde, pero llegas.
Ella, que es toda sonrisa, te invita a un bar frente a la
playa. Vuelves a caminar, esta vez junto a ella ya sin sol en el cielo y, por
ende, con más frío. Mucho más frío. En el apuro olvidaste traer el gorro, la
bufanda y los guantes. Comienzas a intuir que lamentas haber venido.
Es una mujer amable y bonita. Sus ojos oscuros brillan
mientras conversan abrigados y beben un par de cervezas. Es una mujer
inteligente y amena. Tiene hermosos dientes. ¿Qué hace esta mujer aquí
conmigo?, te preguntas en un arrebato. ¿Qué hago yo aquí con esta mujer?, no
puedes evitar pensar a continuación. Le daría un beso. Tendría sexo con ella.
Es más, tendría buen sexo con ella. Podría romper mis reglas y despertar con
ella mañana y, entonces, este sábado sería un buen día. Si el destino estuviera
de mi parte, sólo por esta vez, incluso intentaría reescribir la historia de mi
vida, incluyendo una historia de amor con final feliz. La bella historia de un
amor supremo, como en la canción del cantante británico que te gusta.
Pero es la hora del perro. Acabas de terminar de beber la
última gota de la segunda copa de cerveza, y puedes verla hermosa y dispuesta
sentada a tu lado. Casi hueles su respuesta. Pero, de nuevo y sólo a modo de
explicación, recuerdas que este viernes no has sacado a pasear al perro y
estará ansioso encerrado en la casa. No es justo, el mejor amigo de este
hombre, es su perro.
A la mujer le dices un par de frases por si acaso pudiera
llegar a comprender la situación. Ella, claro está, no entiende nada en
absoluto. Igual te despides rápido con un beso y la dejas sola en el bar.
(Del libro "Cínica", Autora: Ana V. Durruty)
(Del libro "Cínica", Autora: Ana V. Durruty)
Bueno, me gusto mucho, super bien narrado ... Excelente y solo indicar que asì son los hombres de verdad, primero el amigo y luego el resto..
ResponderEliminarAbrazos Anita.. solo felicitarte e indicarte que te sigo de cerca y te leoooo muchoo..
@AbelardoCaroca
¡Qué bueno que te haya gustado! Y muchas gracias de todo corazón por tomarte el tiempo para dejar tu comentario en este blog. Un abrazo y seguimos en contacto.
ResponderEliminarMe gusta leer tus novelas,cuentos y poemas.Eres mi escritora favorita. Saludos desde España..Ana Victoria Durruty Corral.un admirador..(º-º)
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero que este blog haga más fácil para ti acceder a mis escritos. Saludos a mis amigos españoles.
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