"La niebla del norte me salió a recibir cuando enfrenté la entrada a la desembocadura del río Limarí desde la costa, entre el bosque de Fray Jorge y las alturas de Talinay. Me sumergí en ella en mi enorme zancudo de fierro, zumbando como loco y con visibilidad cercana a cero. Faltaban unas pocas millas para aterrizar en la hacienda y allá arriba el Sol se burlaba de mis esfuerzos por sobrevolar la húmeda camanchaca que me envolvía. El sonido de los motores era aún más solitario en ese mar blanco y blando en que flotaba transportado por la incerteza".
(De "Piloto", cuento del libro "Luna de Burdel")
Mi padre tenía una imaginación fértil y un profundo amor por las tradiciones de mi país.
Heredé ambas características de él, y ambas son parte de mi proceso literario y de mis libros. “El sueño de la leona” tiene profundas raíces en mi zona natal en el Norte de Chile.
Asimismo parte importante de mis otras obras literarias, novelas y cuentos, tienen ecos y reflejos de ese Norte de Chile en que nací y crecí. Es una fuente permanente de inspiración. Esa resonancia muchas veces se mezcla con mis experiencias en otros países y, entonces, mis textos se vuelven eclécticos bajo la influencia de la magia de la reverberancia de la luz del semidesierto chileno.
Al celebrarse la Fiesta de la Independencia de Chile, he querido hacer un homenaje a mis raíces, que tanta influencia toienen en mi literatura.
Al celebrarse la Fiesta de la Independencia de Chile, he querido hacer un homenaje a mis raíces, que tanta influencia toienen en mi literatura.
En la foto superior mi padre, Fernando Durruty Alfonso. Abajo, yo al igual que mi padre, luciendo el sombrero de “huaso” o “huasa”, parte del traje típico nacional de Chile.
Lo que es útil para comprender su inspiración para su escritura.
ResponderEliminares útil entender su inspiración para escribir.
Eliminar¡Muchas gracias! saludos cordiales. Ana Victoria
EliminarEs tan cierro lo que dices, querida Ana!!! Nuestros primeros recuerdos de infancia , sabores, aromas, tal vez lo que divisáabamos con nuestros ojos curiosos en nuestro entorno, nuestro hogar, padres, hermanos, abuelos y por supuesto, nuestro terruño, raigambre, flores, bosques, montañas, todo el territorio que nos cobijaba nos entregó una de las mayores y más valiosas vivencias que qué quedaron imantadas en nuestra memoria hasta el día de hoy. Si a ti te msrcó el bellísimo recuerdo del paisaje ovallino, mis primeros recuerdos me remonontan al mar, a esa hermosa y espléndida línea azul que se confundía con el horizonte y que divisaba a los cuatro años embelesada desde el balcón del dormitorio de mis papás, Jorge y Gabriela, en nuestra casa de Antofagasta en la calle Manuel Verbal 1318 donde nada limitaba mi vista . El mar y las costas de Chile siempre me han subyugado. Te felicito por tu muy buen logrado y hermoso cuento breve El Piloto, amiga querida. Angélica Blanco Rieutord,
ResponderEliminarMuchas gracias querida Angélica. Me ha alegrado mucho leer tu relato. Gracias por compartir parte de tu valiosa visión literaria. No sabía de tus raíces antofagastinas. Veo que tenemos mucho pendiente sobre que conversar. Un abrazo grande amiga.
ResponderEliminarCuando vas leyendo , pareciera que la niebla te envuelve pero paradójicamente no es húmeda sino es como la forma en que escribes, cálida y reconfortante , cómo si a la vez llegaran al cerebro olores de ese Norte tan nuestr, olor a mar y campo , pero campo del Norte Chico , olor a Fray Gorge , Tongoy y Barraza que sólo los de allá lo entendemos y Tú Anita Victoria lo escribes con realismo Mágico . Salud por eso
ResponderEliminarAbel Olivares