…muere cada día que se pierde en el horizonte. Con cada Luna llena que revienta en la noche amarilla de luz dulce, y con cada destello de amanecer anaranjado, cuando el Sol despierta relleno de jugosos cítricos indiscretos.
En Nantwich, a la vera del camino
del tren de Liverpool a Londres, estacionado desde tiempos inmemorables, el
pasado se resiste a vivir el olvido.
Una mini van Mercedez Benz con
una docena de clientes de Bentley se estaciona en la calle rodeada de bellas
casas isabelinas del siglo XVI.
Kristina y Tomas corren hacia la
heladería jugando a esquivar a los visitantes.
La guía de pelo azul y muchas
pecas que iluminan su rostro, va sonriendo con sus botas de agua Hunter y su
paraguas blanco mientras los elegantes compradores de autos caros la siguen con
genuino entusiasmo.
- Después de un incendio que prácticamente destruyó a todo el pueblo,
Nantwich fue reconstruida en el siglo XVI, gracias al generoso aporte de la
reina Isabel I. Sin embargo, de acuerdo a los registros históricos, tiene más
de mil años-, va narrando mientras camina.
-¡Kristina!, ¡Tomas!- grita la madre apurada de los dos
encantadores mellizos que corren adelante y parecen no escucharla.
Una pareja de hindues mayores se
detiene para contemplar el espectáculo de los niños y sus risas alborotadas que
dan vida a la apacible escena galesa.
Luego siguen a la guía que ya
está en la puerta de la Iglesia de Santa María, parada entre las esculturas
medievales del rostro de un hombre y una mujer que flanquean la entrada al
bello edificio de piedra arenisca rosada.
-La Iglesia de Santa María fue construida en el siglo XIV y lo más
destacado es su torre octogonal. Vamos a ingresar y podrán apreciar sus
preciosas ventanas y su antiguo púlpito- explica la guía a sus fieles
seguidores.
Kristina y Tomas pasan cada uno
con un rico cono de helado de leche. La madre de las criaturas va a su saga,
conversando animada por su celular.
Kristina y Tomas ríen y sus
carcajadas se esparcen como chispitas de felicidad por la calle de casas de
intrincadas y bellas fachadas de madera.
Los hindúes se miran uno al otro
y lo deciden: ¡Ha llegado la hora de ser dueños de un Bentley!
(Nantwhich, Inglaterra)
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